El sacerdote Claudio Cavallo |
ÁNGEL
GÓMEZ FUENTESAGFUENTES1 / CORRESPONSAL EN ROMA
Día
30/01/2015 - 17.37h
El italiano
Claudio Cavallo anunció tras la homilía que va a tener un hijo en marzo con una
de las vecinas pero que va a seguir trabajando para la Iglesia
El caso
es insólito en Italia. El sacerdote Claudio Cavallo, de 50 años, ha anunciado
al final de su homilía que debía abandonar la sotana y la parroquia para fundar
otra familia, la formada con su compañera de 47 años, una parroquiana con la
que tendrá un hijo que nacerá en marzo. «Debo daros una noticia insólita»,
comunicó el propio don Claudio a los fieles que llenaban la iglesia de Borgo
San Dalmazzo, un pueblo de 12.000 habitantes de la provincia de Cuneo, en el
norte de Italia.
El
sacerdote, que pasó diez años como misionero en África, se despidió emocionado
de sus feligreses. «En la
Iglesia no es posible todavía desarrollar el ministerio
sacerdotal y al mismo tiempo formar una familia. Después de una larga y seria
meditación, oración y diálogo con mis superiores, he decidido afrontar un nuevo
camino. La Iglesia
es madre y continuaré trabajando por la Iglesia que amo y por la que me he dedicado por
entero».
Estas
palabras de don Claudio fueron acogidas por los fieles con un caluroso aplauso
que duró varios minutos y muchos no lograron contener las lágrimas. A la hora
del adiós, el sentimiento de los parroquianos era unánime: «un bravo sacerdote
que ha entrado en el corazón de la gente».
El obispo
de la diócesis, Giuseppe Cavallotto, afirma en un comunicado que «se ha tratado
de una decisión vivida con sinceridad y dictada por la coherencia con su nueva
orientación de vida; continuarán siendo un hijo de esta Iglesia y nuestro
hermano que amamos».
Algunos
conocían su «relación»
Cuando
llegó al pueblo hace cinco años y medio, don Claudio se presentó así en la
parroquia: «El sentido de ser cura hoy se encuentra si uno está en medio a la
comunidad y manteniendo relaciones reales con todos». Este ha sido su estilo y
por eso era apreciado. Algunos conocían su «relación» con una parroquiana, pero
ninguno se escandalizó y en general hoy se comparte esta opinión: «Ha sido un
cura extraordinario, preparado. ¿Qué mal hay si ha encontrado una compañera y
si se aman? Un hijo es solo una bendición».
Sin duda,
los fieles de Borgo San Dalmazzo recordarán siempre las últimas palabras de don
Claudio como sacerdote antes de la última bendición: «Solamente el amor
construye una vida y la hace auténtica».