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BLOG DE JUAN YÁÑEZ.., quien se complace de tenerlos por aquí...

Así los últimos serán los primeros y el primero el último: Pues muchos serán llamados, pero pocos los elegidos...Mateo 20:1-16

No somos seres humanos pasando por una experiencia espiritual.., somos seres espirituales pasando por una experiencia humana.

sábado, 18 de abril de 2015

"No hay nada en el mundo que se le compare"

La basílica de Lujan (en primer plano mi hija Yenny, enero/2009)
Un testimonio del periodista Gustavo Carabajal tras 16 años de participar en la peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Luján, provincia de Buenos Aires, Argentina.

                                      Participé de la peregrinación a Luján durante 16 años y no hay nada en el mundo que se compare con semejante manifestación de fe.

Puede existir alguna diferencia entre la cantidad de caminantes entre un año y otro, pero lo que no decrece es la intensidad y la fuerza del espíritu de la gente.

Llegar a la basílica después de caminar los 65 kilómetros que separan Luján de Liniers no es sólo cuestión de un desafío personal, sino también una demostración de fe.

No hay una explicación lógica de por qué uno sigue participando de la peregrinación a pie a Luján.

Caminar a Luján y ofrecerle a la Virgen semejante sacrificio no tiene una motivación, al menos para mí, en el cumplimiento de una promesa.

Recorrí 16 veces el camino completo de Liniers a Luján para agradecer lo que me pasó en la vida. Lo bueno y lo malo.

Cada vez que voy a Luján no dejo de conmoverme con la voluntad de todos los peregrinos. Con la energía que ponen para caminar y llegar. Con los voluntarios que están día y noche al costado de la ruta para ofrecer agua y alentar con sus cantos. Con aquellos que fueron asignados a los puestos sanitarios.

Debido a una neumonía que sufrí hace dos años, tuve la necesidad de evitar la lluvia que arreció en la Capital y el Gran Buenos Aires durante la madrugada del sábado. Por eso elegí comenzar a caminar desde Moreno y no desde Liniers, tal como lo había hecho en las otras 16 oportunidades. A esto había que sumarle el sobrepeso acumulado en los casi cinco años que pasaron desde la última peregrinación en la que participé.

Fueron casi 40 kilómetros de caminata en los que advertí como nunca la presencia de voluntarios y puestos sanitarios para la atención del caminante.

A comparación de otros años, esta vez no vi muchos excesos en los precios de las bebidas y en las tarifas de los baños.

Dependiendo del lugar, las casas situadas al costado de la ruta cobraban $ 5 para poder usar el baño, mientras que un "choripán" y un sándwich de vacío se cobraban entre 10 y 15 pesos.

Aunque predominaban la gente joven y grupos de adolescentes, se pudo ver mucha gente de mi edad, entre 40 y 50 años; varias parejas de la misma edad, y algunos matrimonios con chicos con los carritos de bebes.

Cuando comenzaba la caminata en Liniers, este cronista acostumbraba hacer el trayecto hasta General Rodríguez sin detenerse. Allí se realizaba una pausa de media hora para comer algo rápido y afrontar los últimos 17 kilómetros que restan hasta Luján.

Mi hija Yenny posando en la basílica. Enero de 2009 

Este último fue el tramo más duro, donde las referencias de los puentes sobre la rutas 6 y 5 parecen alejarse en lugar de parecer más cercanos ante cada paso que se da. Una vez que uno creyó dar todo y que el trayecto terminó cuando llegó al puente del arco o del escudo en la entrada de Luján, todavía quedan 50 cuadras hasta la basílica.

Se entra por la calle Las Heras hasta que llega al 100 y de allí son dos cuadras a la derecha. Para entonces, y después de tantos kilómetros recorridos, no hay parte del cuerpo que no duela.

Pero todo ese dolor se transforma en alivio cuando uno comienza a subir las escalinatas de la basílica para agradecerle a la Virgen. No hay nada que se compare con esa sensación de haber hecho todo, de haber dejado todo por la fe..

Por Gustavo Carabajal - Fuente: La Nación - Gentileza de Yocreo.com