SANTA TERESA DE JESÚS
Juan Yáñez
Luego de leer los primeros versos del poema que antecede al título de la nota, surge en nuestro ánimo dedicar unas breves palabras a su autora: Santa Teresa de Jesús quien naciera en Ávila, comunidad autónoma de Castilla y León, España en 1515. Por su lugar de nacimiento también se la conoce como Teresa de Ávila. Fue fundamentalmente esta dama una religiosa y a la par una escritora talentosa. Desde sus primeros años mostró Teresa un idealismo intenso hacia la vida religiosa. Hubieron de pasar muchos años, hasta que tomara los hábitos a pesar de la oposición paterna. Ingresa en el convento de la Encarnación y la vida claustral la enferma y debe recuperarse fuera de ella. Lo logrará a pesar de permanecer durante dos años completamente tullida y se recuperará, según sus propias palabras, por intercesión de San José y se integrará nuevamente al convento de manera seglar, como era costumbre en aquella época, puesto que la clausura solo se impuso como obligatoria a partir de 1563. Luego de diversas alternativas, que la hacen llegar a un estado de extrema aflicción, en el que decide hasta abandonar la oración. Tiempo después y según su testimonio se le apareció Jesucristo, reprendiéndola por sus acciones. A pesar de ello no rectificará de inmediato. Es entonces que en 1542, a partir de una visión de Cristo crucificado que dará comienzo a su loable y a la vez controvertida reforma de la orden carmelita,
descontenta por la distorsión de las normas impuesta por el Papa Eugenio IV. A partir de allí decide dedicarse a reformar las reglas monásticas para regresar a
las prácticas de pobreza, austeridad y clausura que forman el autentico
espíritu Carmelitano. Muchas controversias y tribulaciones hubo de soportar la
santa hasta el final de su vida, principalmente por las jerarquías religiosas y
de otros intereses ajenos, allí inmiscuidos.
Gráfica: biografiasyvidas.com |
Es esencialmente su labor
literaria, el testimonio más palpable de su calidad
espiritual, el que ha perdurado hasta
nuestros días. Se evidencia su fuerte personalidad por la espontaneidad de su narrativa, que además de sincera, y objetiva, es capaz de interesar hasta al ser mas lego. Utiliza un lenguaje
natural, locuaz y sencillo, propio del habla familiar de su
región castellana y lo hace con un
particular y aparente descuido del conversar llano de la gente corriente que habita en los pueblos. Jamás tenía por costumbre releer lo
escrito y anotaba con su pluma espontáneamente como salía de su corazón. Su doctrina al
igual que sus oraciones son concretas, libre de artilugios, unas sencillas
palabras para descubrir la singularidad de Cristo, su condición y entereza
humana. Recordamos a Teresa a través de su escritura, principalmente por su prosa y
también por su poesía. Todo ello impregnada por un estilo pleno de galanura y llaneza, evidentemente hablada más que
redactada.
Existen también en su escritura rasgos de humor y una viva descripción
de las imagines e idiosincrasias de las personas de su entorno y circunstancia. Su obra puede ser leída con
el mayor deleite y no carecerá de una solemne y gratificante emoción.
Obras en prosa:
Libro de mi Vida
Camino de
Perfección
El Castillo
Interior o Las Moradas
Las Fundaciones.
Poesía:
Mi Amado para Mi
Muero porque no
muero
Hermosura de Dios
Vuestra soy
Loas a la Cruz
Nada te Turbe
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