El cura Brochero recorría la sierra a lomo de burro.
12/05/12. CLARÍN
Dicen que por las
malas palabras que solía usar -que hoy no serían tan malas- y ser un fumador
empedernido, el proceso de canonización se demoró durante muchos años. Pero,
ahora, finalmente, el legendario sacerdote cordobés José Gabriel Brochero,
conocido popularmente como “el cura Brochero”, está apenas a un paso de ser
declarado beato.
Esto es así porque
una junta médica del Vaticano acaba de reconocer que un niño superó de “un modo
inexplicable para la ciencia” las graves consecuencias de un accidente en
Córdoba -que incluyó paros cardiorrespiratorios prolongados- luego de que su
familia le rezara al cura pidiendo su intercesión ante Dios para el
restablecimiento del chico.
Para la Iglesia,
ello es atribuible a un milagro, que es un requisito imprescindible para que un
candidato a los altares llegue al primer peldaño de veneración: beato. Además
de que debe estudiarse minuciosamente su vida -y sus escritos- para establecer
si vivió la fe de un modo heroico, en cuyo caso es declarado Venerable
(Brochero lo fue en 2004).
Brochero nació el
16 de marzo de 1840 en Río Primero, Córdoba (ver Paso cordobés). Cuarto hijo de
diez criados en una familia católica, se ordenó sacerdote en 1866. Como
ayudante de la catedral de Córdoba, le tocó confortar a los afectados por una
epidemia de cólera. Maestro en filosofía, fue prefecto de estudios del seminario
local.
En 1869 asumió el
extenso Curato de San Alberto, donde 10.000 habitantes vivían en medio de
grandes carencias, a 2.000
metros de altura. Allí desarrolló una enorme tarea
evangelizadora y social. Entre sus edificaciones se destacó una casa de ejercicios
espirituales por la que pasaron más de 40.000 fieles. Los traía desde la ciudad
de Córdoba en una travesía a lomo de mula en caravanas de hasta 500 personas.
Además, construyó 200 kilómetros de
caminos, fundó pueblos, varias iglesias y un colegio. Logró también que se
abrieran oficinas de correo y hasta proyectó un ramal ferroviario.
Ahora, sólo resta
que una comisión de teólogos estudie la relación causa-efecto entre la oración
pidiendo la intercesión de Brochero y la curación para que sea declarado beato,
lo que ocurriría antes de fin año.
EL BLOG OPINA
El cura Brochero fue un personaje legendario
que llena las páginas de la historia y la leyenda de su país. Un cura que vivió
al lado de su pueblo, evangelizándolo y con cristianas esperanzas de mejorarles
la calidad de vida. Un hombre de credo, con dinamismo, pujanza y mensaje. Se
nos ocurre que a él jamás se le abría
ocurrido llegar a ser “un santo de estampita”. Con toda seguridad le bastaría con cumplir su
tarea evangelizadora y educadora para gloria de Dios, quien allí lo puso a cumplir
su misión. Se le reconoce suficientemente su santidad, pero los hombres no
conformes con ello, quieren convertirlo en un “santo con patente”, como si la
santidad dependiera de voluntades terrenas que exigen burocráticos trámites y
gestiones para cumplir con su mandato.